Día XIV. 11.11.2055: Agés > Burgos (23 Km); Un paso a través de los orígenes del hombre.



Agés.

  Salimos de Agés con la incertidumbre de saber cuál sería el color del cielo, y no lo sabríamos evidentemente hasta que la niebla que nos envolvía se disipara. De entrada el día comenzó bien, tuvimos la suerte de que el hospedero del albergue municipal abriera temprano el bar, así que pudimos comenzar a caminar con un café con leche en el cuerpo,  pues no siempre estos establecimientos  dan servicio antes de las ocho de la mañana. Así que...chapó por el hospedero.

Atapuerca.

  En unos tres kilómetros, estábamos en las inmediaciones de Atapuerca, un entorno idílico para hacer un descanso y sentirnos cerca de sus yacimientos arqueológicos. Éstos, albergan restos de unos primos  lejanos nuestros que vivieron en la zona hace unos cuantos miles de años, y se  consideran patrimonio de la humanidad. Su hallazgo, allá por el siglo XIX, fue fruto de la casualidad,  durante la construcción de una red ferroviaria.

  Las imprudencias se pagan, y a unos metros de esta cruz de madera, se encontraba Brian tirado en el suelo. Sufría las consecuencias del vino que bebió  en la cena y haber trasnochado un poco; nada que no se pudiera  aplacar con algo de farmacología que, afortunadamente, me dio por traer. Como comenté, no dé cuándo:  no está de más disponer de unos antiinflamatorios, alguna pastilla que prevenga imprevistos de estómago, algún protector gástrico, y algo para el dolor de cabeza. En cierto modo,  evitar perder un día de caminata por una indisposición, es esencial. A nuestro paso, un punto geodésico nos indicaba que estamos a unos 1077m sobre el nivel del mar, por lo que el trayecto hacia Burgos se convertía en  un prolongado descenso.

Orbaneja RíopIco.

  De esta manera, descendimos por el valle del río Pico, y a través de un  sendero pedregoso fuimos dejando atrás las poblaciones de Villalval y Cardeñuela Ríopico;...dicho sea de paso, magnifico bocadillo de jamón con queso, al que le rendí cuentas allí en un bar.   Después vinieron:  Orbaneja Ríopico, Castañeras, Arlazón, Espolón,...y...¡¡¡BURGOOOS!!.

Bárbara Di Lorio y Nacho Ferranti 
en algún bar recónditode Cardeñuela Riopico.

  En lo que fue ese punto de avituallamiento, en Cardeñuela Riopico, coincidí en la mesa con unos argentinos, que yo juraría, pasaron la noche en el mismo albergue que nosotros en Agés. Bárbara e Nacho, haciendo honor al nombre de la ciudad de la que proceden, han venido al Camino para respirar "buenos aires".





Burgos.

 Aunque eso de...finalmente Burgos, no dejó de ser más que una utopía. Verás, la entrada a la capital castellana, se hace interminable, pues las flechas del suelo  discurrín por una larguísima avenida en la que, a medida que caminas, vas viendo las torres de la catedral de Burgos al fondo, pero con la sensación de se van alejando a la vez de ti. Cuando todo  apuntaba a que haríamos ese último tramo de un tirón, a las afueras de la villa, una voz dijo la frase inesperada para mi:...One beer? Como dicen los franceses,...c'est la vie! Lo teníamos ahí, a nada, pero unas patatas bravas, unos clamares, y unas cervezas acabaron retrasando nuestra llegada. No deja de ser  esta costumbre extranjera, un ritual  a al que tendré que acostumbrarme. Es algo así como,...ya hemos llegado, celebrémoslo, que tiempo hay para alojarnos, ducharnos y lo demás.





  

Hotel Norte y Londres,
Plaza Alfonso Martínez 10, Burgos.

   Para pasar la noche, opté por  alojarme en un hotel llamado Norte y Londres. Otra recomendación de Carmen plenamente acertada. No tiene pérdida, el Camino pasa por delante de su puerta, a través de la Plaza Alfonso Martínez. Es un establecimiento muy aconsejable, no solo por la relación calidad/precio, si no también, por el buen trato recibido de su personal. Por otra parte, el hotel ofrecía un precio especial para peregrinos (en nuestro caso, Almas Errantes): habitación doble por 17€.  Brian, Levin, Su, y Giulia, decidieron pasar la noche en él. No deja de ser un pequeño lujo, pero a estas alturas del Camino,, aquella cama, y aquella bañera que llené de agua caliente en la que sumergí mi cuerpo, me hicieron sentirme en el Nirvana.

Con mi amigo Alberto Muñoz, en el Mesón el Rimbombin,
Burgos, calle Sombrerería 6.

  Por la noche, tuve la suerte de reencontrarme con Alberto Muñoz, un amigo de mis tiempos de instituto que, casualmente reside aquí.  Con él pude conocer esos rincones de las ciudades que, si no es de la mano de alguien que vive allí, no llegas realmente a descubrir. Ese fue el caso de los mesones: "Rimbombiín", en  la calle Sombrerería 6, y "El Morito", en la calle Diego Porcelos 1, en los aledaños de la plaza  Mayor. En ambos puede degustar  las típicas Suelas de Burgos, y puedo aventurarme a decir que son  dos sitios, sin duda recomendables 100%.

 

   

Carmen Marín:
Logroño, La Rioja, España.

Hoy he decidido hacer un cambio radical y darle un giro de 180º a los días que me quedan por delante hasta Santiago. Mañana enviaré de vuelta a casa por medio de una empresa de transportes, esa parte de mi equipaje de la que pueda prescindir sin problemas, y en lo sucesivo quiero llevar únicamente una mochila a cuestas. Le he planteado el tema a Carmen, de "Nunca Caminaréis Solos", y me ha dado su "bendición". Me ha dicho que es la mejor opción. Ella me aseguró los traslados en un principio hasta Logroño, y posteriormente, y de modo excepcional, a través de terceros  hasta Burgos. Pero el futuro  a partir de aquí se me presentaba totalmente incierto, y no dejaba de ser un lío ir planteando las etapas con un destino en paralelo al resto de la gente con la que marcho. Al fin y al cabo, disponer de menos ropa no es un problema, pues la mayoría de albergues cuentan con servicio de lavandería. Con lo que tiraremos de lomo para cargar peso y de unas monedas para la colada,...y punto.


Seguiremos hablando.