Día XXVII. 24.11.2015: Villafranca del Bierzo > Hospital da Condesa (34,1 Km);...escalera al cielo.

  Me encontraba en la litera,  sumergido en las profundidades de mi saco, cuando la voz de Ainhoa me hizo regresar de mis gélidos sueños para decirme: "Os espero en el bar en el que estuvimos anoche, que no me aguanto de frío aquí". Creo pensar que por momentos rozamos allí dentro los 0º C, y que salvando las distancias, pasamos por la experiencia de sentirnos como unos peregrinos de hace siglos.

Río Burbia, Villafranca del Bierzo.

 Hoy seguí las apetencias de Roy, y me tomé dos tazas de café con leche para almorzar: una para entrar en calor, y la otra para saborearla. Es una costumbre del americano que cada mañana me llama la atención. Cuando empezamos el día, para desayunar, siempre  pide que le sirvan, con ese acento inglés de Dacota del Sur,  dos cafés con leche..."grraande"



Pereje (W.D:).

  La etapa trascurrió mayormente junto a la N-VI, y anduvimos algunos kilómetros  por el interior de un carril peatonal protegido por un muro de hormigón al borde de aquella carretera. No dejó de ser una manera cómoda y segura de caminar, salvo algún que otro amigo ciclista con el que nos topamos. De esta manera,  poco a poco, fuimos devorando un pueblo tras otro siendo conscientes de que la jornada que teníamos ante nosotros asustaba, ya que teníamos que subir, y lo que es quizá peor,...bajar, la sierra de los Ancares, uno de los enclaves más altos de la ruta jacobea.



Trabadelo.

 Las poblaciones que íbamos dejando atrás eran pequeños núcleos de casas en torno a la rivera del río Valcarce. De este modo pasamos por Pereje, Trabadelo, La Portela de Valcarce, Vega de Valcarce, Ruitelán,  Las Herrerías,  La Faba y Lagunas de Castilla, el último resquicio de suelo leonés antes de roazar el cielo en O Cebreiro, en la cima de esos Ancares, y ya en la Comunidad de Galicia.

  A lo largo de esta sucesión de pueblos fuimos ascendiendo paulatinamente sin acusar excesivamente el cansancio. Nos movíamos por pequeños repechos, pero...¡Ay amigo! De repente, y según pasamos  la villa de Las Herrerías, aquella pista asfaltada empezó a picar hacia arriba anunciándonos, que aquel paseo había concluido.

Estatua de Santiago,
 La Portela de Valcarce.

  En La Portela de Valcarce, sobre el pedestal de una estatua de Santiago se leía: "Buen camino". Aquella placa nos informaba que desde que salimos de Roncesvalles habíamos recorrido  559 Km, y que hasta Santiago de Compostela nos quedaban por completar todavía 190 Km.

Vega de Valcarce.

  Según nos adentrábamos en Galicia, el contraste entre pasado y presente era más notable. Gigantes viaductos que cruzaban los valles de un lado a otro, en cierto modo hacían que  nos sintiéramos en una especie de  inframundo.



Las Herrerías.

  A las afueras de Las Herrerías se sitúa el barrio del Hospital. Nombre que le viene al parecer,  del denominado Hospital de Los Ingleses. Un centro sanitario, que según documentos de los siglos XII y XIII, se ubicó allí, y estaba gestionado por británicos; de ahí su denominación, aunque de dicho edificio no quedan vestigios. 

"Y all fondo de la imagen de arriba, Ainhoa. Que no llegó a contactar con nosotros hasta llegar a lo alto de O Cebreiro. Seguramente, si hubiese intentado aguantar nuestro ritmo, habría acabado tirando la toalla. Lo mismo que si nosotros hubiésemos mantenido el suyo. Así que insisto, cada uno a lo suyo, y nos vemos luego".



  La niebla, que estuvo presente durante toda la ascensión, apenas nos dejó disfrutar del paisaje, y en ocasiones era tan cerrada, que Roy y yo sabíamos uno del otro por el sonido de las piedras que arrastrábamos al caminar.                                                                                                                                           

 La poetisa gallega Rosalía de Castro describió en su día el paisaje de Galicia como el de "la tierra de los mil verdes". Un hecho del que fuimos testigos a lo largo de un sin fin de prados como éste, en los que nos sentíamos nunca mejor dicho, dentro de una nube. Era un entorno tal, que cualquier vaca sentiría envidia de las que allí se hallaban 
pastando plácidamente. 

  Los restos de esta nevada ponían en evidencia que hubiese dado igual. Es decir, si nos hubiésemos librado de la tormenta de nieve en los Montes de León (hace dos días), habríamos pillado ésta, y visto lo visto, no sé cuál hubiese sido más dura de afrontar.

O Cebreiro.

  Y por fin, y con "San Miguel" nuevamente como aliado,  entramos en el primer bar que nos salió al paso en el  pueblo de O Cebreiro (provincia de Lugo); ya en territorio de la Comunidad Autónoma de Galicia.  Luego, una vez reunidos con Ainhoa, y a pesar de que era un sitio con encanto para pasar la noche, decidimos descender para ganar tiempo y hospedarnos en Hospital da Condesa.

Albergue Municipal de Hospital da Condesa.

Con cautela, bajamos de los montes del Courel, y bien avanzada la tarde llegamos al albergue de Hospital da Condesa. Un sitio aparentemente nuevo, limpio y con sistema de calefacción. Aunque ésto no quiere decir nada, ya que precisa que el encargado de turno active ese botón  de encendido, y lo ponga en posición de  "On". Hacía tal helor allí dentro, que Ainhoa, que ya venía con el frío en el cuerpo desde el albergue de Villafranca, optó por llamar a un taxi y desplazándose hasta una pensión en el Alto de Poio, en donde pasaría la noche por encima de los 18º C. Con respecto a Roy y a mí, nos quedamos como los únicos huéspedes del lugar.  Afortunadamente para nosotros, no titubeamos a la hora de ir a cenar, y a eso de las siete y media de la tarde, noche bien cerrada, estábamos sentados ante una sopa bien caliente. He advertido lo de "afortunadamente", porque en estas poblaciones pequeñas, y en estas fechas, no suelen haber muchos sitios abiertos, y en concreto aquí, sólo había un mesón, y cerraba temprano. Vamos, que nos llegamos a descuidar un poco, y cenamos aire. Pues lo que son pizzas a domicilio, no creo que se sirvan por  estos lares.

 
  Seguiremos hablando.