miércoles, 2 de noviembre de 2016

Día VIII.05.11.2015: Estella > Los Arcos (21Km);...mangas cortas necesito.


                                                           

  Como dijo, allá por los "80", el grupo Los Elegantes:…“Mangas cortas necesito”. Verás, hoy caminamos bajo un sol matador y por estas fechas del año, me pregunto:...¿Quién me iba a decir a mí? Todavía no me había visto en la necesidad de ponerme toda esa ropa térmica que preparé. Todos mis allegados me advirtieron que encontraría un frío noviembre, así que hice el equipaje para la ocasión. No dejo de pensar en ese "entendido" al que le escuché decir que su primo le había dicho que todo eso del cambio climático no era más que una tontería.



Fuente del Vino, Ayegui
 
  Emprendimos la marcha temprano e hicimos  nuestra primera parada en Ayegui (prácticamente a las afueras de Estella), donde se encuentra la Fuente del Vino. Se trata de una visita obligada para todos los caminantes, ya que, en 1991, las Bodegas Iratxe colocaron, a sus puertas, un grifo del que manaba zumo de uva fermentado, es decir, "tintorro" en toda regla y ello, hasta el día de la fecha. Una futura visión de marketing. Y no es que, a esas horas de la mañana, apetezca echarse un trago de vino en ayunas, pero resulta (cuanto menos) pintoresco y atractivo hacerlo.
 


Monasterio de Iratxe
  De allí, y sin darnos apenas cuenta, nos plantamos en el monasterio de Iratxe, un lugar que tuvo su importancia  en siglos pasados, y que actualmente, el hecho de que el edificio se encuentre deshabitado, lo ha relegado  prácticamente al olvido. Y no es algo puntual de Iratxe, es algo que a lo largo de mi Camino, me ha llamado bastante la atención, debido a que son muchos los edificios que se encuentran en un estado deplorable y, en gran medida, a merced de lo que el paso del  tiempo disponga.




   Por la mañana, había una  una gran congregación de caminantes en esa Fuente del vino, supongo que por razones obvias; pero, poco a poco, se fueron descolgando y los peregrinos nos dispersamos a lo largo de los veintiún kilómetros del trayecto. Y no es que fuera una etapa extremadamente dura, pero el calor del ambiente fue haciendo estragos. Por un sendero que se perdía en el horizonte, atravesamos  los pueblos de Ázketa, con su fuente del Moro, de origen medieval, y Villamayor de Monjardín. Al igual que ayer, no dimos con ningún bar abierto y sólo, más o menos a la altura del kilómetro once, en el cruce de la carretera de Urbiola, pudimos recargar nuestras botellas de agua, en una fuente solitaria, que vino a ser un pequeño oasis en medio de aquel particular desierto.



Vestigios de un pasado.
La guía de Roy, su Codex Calixtinus del siglo XXI, determinaba que más o menos por aquí, encontraríamos un bar ambulante. Desgraciadamente, pudimos comprobar que éste sólo está disponible a partir del mes de abril, siendo el único establecimiento que hallamos abierto a nuestro paso, el de la imagen. Y cuando digo abierto, quiero decir que, como podéis apreciar, se podía acceder a su interior por cualquiera de sus lados, incluido el techo;...más vestigios de un pasado que sucumbió al abandono. Por suerte, pudimos subsistir con unas piezas de fruta que compré ayer por la tarde. 


Iglesia de Santa María, Los Arcos
  En una hora y media, más menos, ya estábamos pidiendo que nos pusieran una cerveza. Nos encontrábamos en la plaza porticada de Santa María, en la localidad de Los Arcos, donde pasaríamos nuestra "última noche" en la Comunidad Foral de Navarra.  Roy decidió alojarse en el albergue de La Abuela, y yo opté por pernoctar en la pensión Sutxe, con el fin de poner  un poco en orden mi equipaje. Por otra parte, Brian, que se había quedado un tanto descolgado de nosotros, me envió un mensaje informándome   que estaba en una casa rural de Sansol,  unos kilómetros por delante,  donde había acabado junto a dos madrileñas;…y yo que pensaba que era algo tímido el danés, ¿Habría triunfado? Mañana se despejará la duda...





 Instalado en la pensión Suetxe y ordenado mi equipaje, me vi en la necesidad de lavar un par de camisetas a mano, ya que Marian, la chica de recepción, me comentó que la lavadora estaba averiada;...qué casualidad, con ello se me presentó un dilema: ¿daría tiempo a que se secara mi colada? Era evidente que el tiempo corría en mi contra, por lo que tuve que agudizar el ingenio y montar, por medio de unas perchas y el aparato del aire acondicionado de mi habitación, un sistema de secado rápido algo rudimentario, pero que finalmente funcionó. 






hotel Suetxe, Calle Carramendavia, 0.
Los Arcos. Tlf. 618 42 44 37
Con respecto al alojamiento en ese hostal Suetxe, sin queja alguna: tranquila, muy limpia, y con Marian y Juan Luis, las personas que lo regentan, que lo hacen todavía más acogedor. Vamos, plenamente recomendable.










   Ahora que estoy bastante rodado en el camino y que he adquirido cierta experiencia, me doy cuenta de los errores cometidos al preparar esta aventura, especialmente, el que tiene que ver con la ropa que dispuse para afrontarla. La mayoría de los albergues, salvando la circunstancia accidental de hoy,  están equipados con lavadora y secadora con las que dejar a cero el marcador de prendas limpias cada poco. El coste (por norma) es de 3 € lavar y 3 € secar, y como resulta que la gente de tu entorno se encuentra en las mismas circunstancias, prácticamente, por uno o dos euros tienes el asunto solucionado. Así que, en lo que se refiere a ropa, con haber dispuesto la mitad de las prendas que indiqué el primer día, hubiese sido, seguramente, más que suficiente. 


  Solucionados los problemas de infraestructura, salí a dar una vuelta y, por suerte, me encontré con Roy con el que acabé cenando en un bar. A lo largo de la velada, le pregunté, si allá en su pueblo de Dakota del Sur, tenía a alguien esperándole,  me confesó que no. Dado que, a pesar de que más o menos, nos podíamos entender, se apresuró a buscar la palabra adecuada con el traductor del amigo Google, y  me dijo: “ojalá”. Su respuesta me tocó la fibra sentimental, al descubrir que él estaba aquí, simplemente, porque le gusta viajar, sin más motivo. Ello contrasta con  el objetivo de otras personas, que han venido para encontrarse consigo mismas, respirar, o resolver el estrés laboral, además del viaje, por supuesto. Él había conocido la ruta jacobea a través de Internet. Lo poco que he podido llegar  a conocerlo  en estos dos días, ha sido suficiente para saber que es un gran tipo.

 
  Volviendo al tema de la ropa, después de cenar, aproveché para comprar un par de camisetas de manga corta, que es (dentro de mis previsiones climatológicas) la prenda que más estoy echando en falta. En fin, mañana Logroño.
 

El amigo Google.
  Aquí el amigo Google, un personaje virtual,  que pese a sus devanéos en lo que concierne a sus  previsiones meteorológicas, nos ayuda a alcanzar unos mínimos atisbos  de entendimiento. Útil, dados los límites que nos marca esta torre de Babel que resulta ser el Camino. Habrá quien piense que tanta modernidad le quita cierto encanto a esta ancestral ruta, pero como en todo,...renovarse o morir. La herramienta está ahí.

   Seguiremos hablando.

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