miércoles, 2 de noviembre de 2016

Día XVII. 14.11.2015: Hornillos del Camino > Itero de la Vega (30.8Km); Y tropezamos en la misma piedra por segunda vez.


  Nos fuimos del pueblo sin bares, Wi-Fi,...y al igual que ayer, dejamos en manos de nuestras botas el destino a recorrer. En cierto modo, fue un día adverso, ya que por la mañana me enteré (a través de las noticias de la radio), que en París había habido una serie de atentados y había muerto mucha gente. Algo que dejó estupefactos a mis compañeros de viaje cuando les informé.




Iglesia Nuestra Señora de la
Inmaculada Concepción d
e Hontanas.
  Tras recorrer más o menos diez kilómetros, llegamos al albergue parroquial de Hontanas,  Hontanas, el lugar en el que deberíamos haber dormido ayer por la noche; justo al lado de su iglesia gótica, Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción. Y no comento ésto por el suculento desayuno que nos preparó su hospedera, si no por el trato recibido. Creo entender que hay albergues municipales  gestionados por la comunidad regional correspondiente, en que los que la persona que está a su cargo, no deja de ser más que un trabajador con un horario a cumplir (supongo que es el caso de ayer en Hornillos), y luego hay otros como éste de Hontanas, que a pesar de ser también dependientes del mismo organismo, están regentados por personas que lo atienden, en cierto modo, de una manera privada. Pues ya te digo, el trato recibido es la noche y el día. Hasta lo que he podido observar, solo me ha bastado sentarme en la barra de su bar para afirmar que es un buen sitio para pernoctar.






  Con fuerzas revitalizadas, nos pusimos a caminar y una vez más, fuimos testigos de ese legado de la historia en vías de extinción al pasar asamos por delante de una torre en ruinas que a duras penas aguantaba ya el paso del tiempo.  








Restos del Monasterio de San Antón,
Villaquirán de la Puebla.
  Por unos momentos, nos sentimos como unos caballeros medievales, al pasar por debajo los arcos que constituían la entrada al monasterio de San Antón; ...Como acabo de advertir en la imagen de arriba,...actualmente también en ruinas. Fue  ordenado construir por el rey Alfonso VII en el año 1146 a las afueras del  municipio de Villaquirán de la Puebla, un lugar al que parecía que habíamos llegado a través de un viaje en el tiempo. 








 





Los cuatro Fantásticos.


  Por una interminable recta de carretera, flanqueada por dos hileras de enormes fresnos pelados, llegamos a Castrojeriz, el último reducto urbano antes de abandonar las tierras burgalesas. De entrada, habíamos previsto pasar allí la noche, pero hacía tan buen día y era todavía tan temprano, que nos vimos con las fuerzas suficientes para estirar la etapa hasta Itero de la Vega, ya en la provincia de Palencia;...¡qué incautos, no tuvimos suficiente ayer, y hoy volveríamos a tropezar en la misma piedra!
  




Ex-Colegiata de la virgen del Manzano, Castrojeriz.
  A las mismas puertas de Castrojeriz, y como si se hubiese construido en ese punto para dar la bien venida a los caminantes, se alza a las mismas puertas de la villa, la iglesia de Santa María del Manzano, un templo de estilo románico, el más antiguo de la localidad, que se construyó hacia el siglo IX, y para no variar, sobre los cimientos de un castillo.






Plaza Mayor de Castrojeriz.

   Con una panorámica inmejorable de la población, saboreamos unos bocatas y unas cervecitas en la  terraza de un bar de su Plaza Mayor. A estas alturas, las caras sonrientes de la foto tenían obsolescencia programada, pues no éramos conscientes todavía del recorrido que quedaba por completar. En cualquier caso nos quedaba eso del,...¡Carpe diem!





Puente de madera sobre el río Odrilla.
  Por un puente de madera que libra  el cauce del río Orilla, comenzamos a poner tierra de por medio con la provincia de Burgos, y así, como por sorpresa, nos vimos a los pies del Teso de Mostelares. Una colina con un desnivel medio de un 11% cuya cima se hallaba  a  917 m de altitud.









Subida al Teso de Mosterales.
   Una tras otra, fuimos engullendo con el impulso de nuestros glúteos y cuadriceps cada una de las cuestas  que se escondían detrás de cada curva. Sin duda, en situaciones como ésta, la capacidad para superar este tipo de obstáculos naturales reside en la fuerza mental. Se dice que las comparaciones son odiosas, pero por momentos, recordaba nuestro paso por los Montes de Oca.






Alto del Teso de Mostelares.
  Al hacer cumbre, y digo bien,...hacer cumbre, buscamos refugio del sol en un parapeto que alguien (con muy buena previsión) ordenó construir aquí. Estaba dotado de unos bancos en los que poder atenuar el mal de altura acumulado en la subida. Mientras aguardábamos al resto del grupo, coincidimos con unos franceses que emprendieron su ruta jacobea en París, y escucha ésto: Desde allí, se dirigieron caminando hasta Irún (ya en territorio español), para emprender desde la ciudad vasca, la variante del Camino denominada del  Norte, o de la Costa, por la que llegaron a Fisterra. Después, y con el océano Atlántico de testigo, se dirigieron sus pasos en dirección a Santiago de Compostela, para tomar entonces el Camino  Francés a la inversa, es decir, en dirección a Sain Jean Pied de Port, y luego ya de nuevo, a París....¿Quién dijo que no existe la épica? El chico de la camiseta azul del fondo, que era lo más parecido al personaje de Viernes, de la novela Robinson Crusoe (escrita por Daniel Defoe), me comentó que habían salido de la capital francesa a principios de Septiembre,...ahí queda.



  ...Es una cuestión lógica, y como era de esperar, la cuesta arriba que acabábamos de afrontar, se sucedería a continuación de una cuesta abajo trepidante, en la que no dejaba de mirar la punta de mis botas, pues en cada paso que daba pensaba: "de un momento a otro, me va a decir hola uno de mis dedos gordos del pie".





Parroquia de San Nicolás , ïtero del Camino.
  Una vez en suelo llano, anduvimos un buen rato por el arcén de una carretera, que discurría entre extensas plantaciones de cereal. La zona (según me documenté más tarde), y dada la importancia que tuvo especialmente tras la guerra civil española, dado el déficit de alimentos que la contienda acarreó, recibió el apodo de "El granero de España". El trayecto nos hizo pasar por las puertas de la antigua Parroquia de San Nicolás, Una pequeña ermita, reconvertida en albergue, que actualmente se está gestionado por voluntarios de la Confraternidad italiana de San Giacomo, y se halla todavía en suelo burgalés, en un pequeño enclave urbano llamado  Ítero del Camino.




Puente Fitero, o de las Mulas, sobre el río Pisuerga.
  En un escaso kilómetro, nos plantamos en el puente de Fitero, también conocido en la comarca como de las Mulas. Una construcción que salva las aguas del río Pisuerga, cuyo cauce ejerce de frontera natural entre las provincias de Burgos y Palencia. El origen del puente data del siglo XI, pero al parecer, del puente original (si es que se conserva algo) debe de estar bajo las aguas.





Iglesia San Pedro Apóstol, Itero de la Vega.
  ..¿Es difícil imaginar que puedes cometer el mismo error al alojarte en un albergue dos días seguidos? En absoluto, puedes cometerlo. Y es que, aún me pregunto por qué no nos alojamos en el primer albergue que encontramos al entrar en Ítero de la Vega. Deberíamos habernos quedado en el albergue llamado La Mochila, en él nos detuvimos a esperar al resto del grupo. Oeri ta ves, sin saber cómo , ni por qué, una vez todos juntos, decidimos (equivocadamente) ir en busca del albergue parroquial Hogar del Peregrino, que ahora que lo pienso y lo veo escrito, no sé de dónde le viene lo de "hogar". Es un sitio que se encuentra al lado de la iglesia, en el que sólo nos alojamos nosotros; los pardillos de turno. Por no tener (para que te hagas una idea), no tenía ni cerradura en su puerta. Así, que en el tiempo que salimos a cenar, en...el único bar abierto que había en el pueblo, dejamos nuestros enseres en manos de la buena fe de los lugareños y de los amigos de lo ajeno. En la cena, traté de explicarles a Brían, Levin y compañía que, en cierto modo, la temprana parada en Hornillos había trastocado las sucesivas etapas, ya que nos obligaba a llevar nuestros destinos a núcleos urbanos  pequeños, sin apenas servicios, y que mañana sería interesante alargar la ruta hasta Carrión de los Condes, y reubicar las siguientes jornadas.  En fin, a dormir bien,  descansar lo posible en esta nevera, y que amanezca pronto y nos vayamos.


    Seguiremos hablando.

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