Escultura "Los Marchosos", en la calle Portales, Logroño. |
Un día más, seguimos el sentido que nos marcaban las conchas peregrinas del suelo y con ellas, fuimos buscando la salida de Logroño. En su calle Portales, se encuentra la estatua en homenaje a los peregrinos "Los Marchosos" y aquí inmortalizamos nuestro paso por esta hospitalaria ciudad, con la instantánea de rigor. Como otras mañanas, y ya con cierto poso de experiencia adquirida sobre nuestras botas, más "antes que después", no tardamos en solicitar al camarero del primer bar que encontramos abierto (ya te suena el tema...), un buen desayuno; como dicen los Radiohead en su canción,..."No Surprises"!!!.
Verás, a lo largo del Camino, la gente con la que te cruzas en los diferentes lugares, te suele saludar con un..."Buen Camino". A mí, en particular, no me gusta que me lo digan; no sé, le tengo cierta manía a la frasecita en particular. Ahora bien, en concreto, si hay un sitio en el que sus lugareños te saludan con ella al cruzarse contigo, ese, sin duda, es Logroño. Es una ciudad de la que yo tenía una idea equivocada, y que me ha sorprendido gratamente por su acogida. Supongo que la efervescencia de vida que encontré en sus calles, tuvo que ver con que el día que pasamos por ella, se celebraba la fiesta del Aquelarre y todo su centro histórico estaba engalanado para la ocasión. No obstante, y dejando a un lado esas reticencias mías hacia ese "Buen Camino";...Gracias Logroño.
Navarrete y su Toro de Osborne. |
Abandonamos la capital riojana, atravesando el parque de San Miguel, y el parque natural del embalse de Grajera, en dirección a Nájera, nuestro próximo destino, a lo largo de casi treinta kilómetros, que no resultaron incómodos de afrontar, especialmente, por la primavera otoñal en la que nos hallábamos inmersos. Cuando llevábamos recorridos unos 12 kilómetros (más o menos), llegamos a Navarrete, un pueblo de tradición alfarera, en el que a sus afueras, majestuoso, desde lo alto de una loma, te da la bienvenida la silueta de un toro de Osborne. De aquella manera, y como pude, intenté explicar a Roy y Brian qué había detrás de aquella imagen publicitaria que tanta gracia les hizo. En un principio, a lo largo de los márgenes de la red de carreteras de toda España, había alrededor de 500 de estos toros, pero la proliferación de nuevas autovías y autopistas, lo han llevado a ser una especie casi en extinción, con un número de ejemplares que no alcanza los cien. Así que si pasas por aquí, aprovecha, y al igual que nosotros, tira de selfie.
Iglesia de La Asunción de Navarrete. |
Después de entrar en Navarrete y detenernos un instante en su iglesia de la Asunción, nos dirigimos a la preciada búsqueda de un bar en el que retomar fuerzas. Y como si de una persecución se tratara, de repente, en una plaza de la localidad, nos reencontramos con la mayoría de peregrinos con los que habíamos cenado la noche anterior (en el albergue municipal de Logroño).
En cierto modo, cualquier lugar es el idóneo para echar las mochilas al suelo, estirar las piernas un poco, e ir al baño;...esa inmensa sala de baño de la que dispone el Camino.
Tras tomar un tentempié en Ventosa, el grupo aumentó, y fuimos de un tirón hasta el final, en Nájera, con la compañía de Giulia, una chia italiana de Torino, y con Jean Julian, un informático francés que me relató que comenzó a caminar desde un pueblo en la bretaña francesa, y que al igual que me contó ayer Levin, tiene previsto también dar su último paso en Oporto; toda una gesta. Sobre nuestra parada en Ventosa, resaltar que los aires que soplan por aquí, hacen honor a su nombre, y según me contó un lugareño en el bar, sus habitantes mantienen sus peinados a fuerza de echar sobre sus cabellos cantidades ingentes de laca y gomina.
Entramos en Nájera, a eso de las seis de la tarde, y nos encontramos con una de esas sorpresas a las que hice referencia al principio, pues tanto el albergue al que iban mis compañeros, como el hotel en el que me vi obligado a hospedarme (ya sabéis, más de lo mismo, otro albergue que no se quiere hacer responsable de equipajes de empresas de transporte), se encontraban justo en el lado opuesto de la ciudad.
Río Najerilla a su paso por Nájera; afluente del río Ebro. |
Una vez instalado y acicalado, salí a comprar unas piezas de fruta para la travesía de mañana, y justo cuando me encontraba a mitad de uno de los puentes sobre el río Najerilla, ya de regreso al hotel, cuando todo apuntaba a que cenaría solo, un What's App de Roy me informaba que me esperaban para cenar en una pizzería que, afortunadamente, se hallaba cerca de mi posición. Con lo que seguí las indicaciones del americano y en unos minutos, desde la terraza de un bar, escuché que varias personas gritaban mi nombre. La estancia aquí resultó ser muy especial, ya que la jornada, nos la pasamos (entre otros), bromeando sobre la pronunciación de la palabra "Nájera". Para un extranjero, al parecer, colocar la tilde en la silaba adecuada resulta algo difícil. Y así acabó la noche, entre risas con ...Nahera,...Náhera, Nájjjerra...NÁJERA!
Aquí el señor What's App, otro amigo virtual como Google, al que indudablemente hoy tengo que agradecer el que esta noche no cenase solo y disfrutar de una velada tras la cena, que seguro quedará para el recuerdo de todos los que nos congregamos alrededor de aquella mesa; especialmente, cada vez que volvamos a escuchar el nombre de ...¡NÁJERA! Algo me dice que en lo sucesivo la palabra se va a convertir en un "grito de guerra" y de cierta complicidad entre nosotros: una vez más,...¡NÁJERA!
Seguiremos hablando.
What's App. |
Seguiremos hablando.
Pero al final ¿Vas siguiendo el GPS preguntándole a los guardias?
ResponderEliminarDe todo un poco: las estrellas, una brújula, GPS, la gente de todo un poco...
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